viernes, 7 de febrero de 2014

100% Auténtico

Hace mucho tiempo que dejé de decir eso de "A ver si un día de estos te pego un toque, o quedamos, o te llamo, o nos tomamos un café..." y lo cambié por un "¿Quedamos hoy?" "¿A qué hora te llamo esta noche?" "¿Desayunamos mañana sin ninguna excusa?"
Porque aprendí que la vida es cuestión de segundos, que si nos pasamos el día planeando, los relojes pasan volando, y que es mejor actuar y no ser espectador. Fue difícil el cambio, creo que vivimos en una época en la que la gente auténtica está escondida, o quizás guardamos para unos pocos cómo somos y lo que queremos ser. ¡Qué alguien me lo explique!

¿Para qué sirve poner excusas tontas cuando no te apatece hacer algún plan? Es decir cosas solo para quedar bien o peor aún creer que estás siendo "de verdad" pero en el fondo no y entonces: ¡Solo te engañas a ti mismo! Es una auténtica chorrada no ser de verdad, no decir sinceramente las cosas y no aprovechar el tiempo siempre que se pueda. Si un dia no te apetece un plan porque surgió otro que te llena más, ¡Dilo! Si todos fuéramos sinceros, el mundo iría mejor. Eso sí, siempre hay que decir las cosas con cariño y buscar huecos para disfrutar de las personas que quieres. No dejar para mañana ir a visitar a tus padres, salir con tus amigos, quedar con tus amigas o disfrutar de una tarde con esa persona que tanto aprecias.
Toda esta teoría más sencilla de lo que la hemos complicado, no la supe sacar por mi sola.
Para mí comenzó todo cuando tuve la oportunidad de conocer de cerca África. La primera vez que puse el pie en aquel maravilloso continente sentí una brisa especial.
Personas que no tenían casi de nada, pero sonreían como si tuvieran el mayor tesoro del mundo. Pude aprender tantas cosas que no podría escribir aquí todas. Pero quizás la más importante y sencilla estaba compuesta por dos palabras tan simples que me dí muchos coscorrones de cabeza por no haberlo descubierto antes.
Era un sencillo ¿Cómo estás?, pero no un cómo estás y sigo andando por la calle, o te lo pregunto rápido sin importar la respuesta, o sin pensar ni siquiera lo que se está preguntando...
Allí el ¿Cómo estás? era de verdad, era un me interesa mucho saber cómo estás. Quiero que me cuentes si va todo bien en casa y los problemas que te inquietan, si va bien el trabajo o si no, si estás a gusto o has estado enfermo hace poco. Quiero saber si estás francamente feliz y las cosas malas que por desgracia te han pasado. ¿Y sabes por qué? Porque quiero ayudarte, quiero estar atento por si puedo hacer algo para que estés mejor y me interesa de verdad que todo marche bien.
Creo que debemos ser cada vez más auténticos, librarnos de hacer las cosas por quedar bien y aprovechar cada segundo. Esta vida se mide por las cosas que haces, no por las que dejas de hacer.