viernes, 29 de noviembre de 2013

¿Has llorado hoy? :)

¿Has llorado hoy? Si tú respuesta es no, ¡A qué estás esperando! 
Hace muchos años una profesora que me daba teatro me dijo que el mundo sería más feliz si las personas llorasen con toda normalidad. No hace falta llorar de tristeza, aunque ¿por qué no? Es mejor sacar lo que uno lleva dentro, llorar un rato y que todo se vaya. Porque las cosas cuando las sueltas se ven desde otra perspectiva.
Pero justamente hoy no me refiero a llorar por pena, nostalgia o por recordar algo que nos hizo daño, me refiero a llorar de emoción, por algo bonito, por felicidad. Llorar por darte cuenta de todo lo que tienes, esas personas que te aprecian, cuando te esfuerzas y consigues tus objetivos, cuando miras hacia atrás y ves que has recorrido un camino lleno de restos. ¡Qué sería de esta vida sin emociones! 

No hace falta irse a grandes acontecimientos, sino ¿por qué no emocionarnos a diario? Ese caminar por la calle y recibir un mensaje de alguien que se acuerda de ti o ver un anuncio con una música tan bonita que por unos segundos tus ojos se humedecen, un beso de la persona que más quieres, un abrazo de un amigo, unas palabras bonitas... todo tiene su punto de emoción en esta vida y sino, no merece la pena.


Si pasara un solo día sin emociones creo que deberíamos plantearnos que algo no marcha bien, que estamos dedicándole demasiado tiempo a las cosas serias y poco a que nuestro corazón se alegre.
Emocionarse es la sal de la vida, al menos a mí me lo parece, porque sin emociones el mundo se convierte en un lugar de máquinas que solo se levantan, van al trabajo, comen y duermen. Sin nada más en sus vidas que intentar que sus ojos estén secos y que nada les afecte. Cuando te emocionas entra luz a tu corazón y tus ojos se limpian de los problemas que por desgracia nos rodean a todos. Es como un chute de alegría que te recuerda que no estás solo, que la vida es mucho más bonita de lo que a veces la ves y que los finales felices existen.
Si no te emocionas no dejas a tu alma respirar, porque con cada pequeña emoción recibes chupitos de felicidad que te dan la fuerza para seguir.
Deja que tus ojos se llenen de lágrimas, ponte esa canción que tanto te gusta, date un paseo largo, habla un rato largo con alguien que aprecies, siente cada abrazo que das, sonríe con fuerza y verás como las emociones vienen solas, un placer gratis y que estoy segura que alarga la felicidad.
Con emociones, la vida se pinta más bonita :Ç)

viernes, 8 de noviembre de 2013

El día que volví a comprar mi libreta

Cuando era una niña que pasaba a ser adolescente soñaba con cambiar el mundo, veía tan fácil que los países ricos ayudasen a los países pobres, que no me planteaba complicación alguna en resolver este problema.
De hecho ideé un plan para hacerlo:
Solo había que imprimir un montón de billetes de una nueva moneda llamada "El billete verde" (supongo que el nombre viene de los antiguos billetes de 1000 pesetas, el papel más valioso que había visto), esos billetes se repartirían en todos los países pobres, regalandoselos a todas las personas  y su valor era altísimo. Pero solo podían utilizarse dentro del país. Así, imaginaba, un padre de familia podría comprarse animales y hacer una granja, pudiendo alimentar a su familia. O un niño podría pagar el colegio y poder asistir a clase. Haríamos tantos billetes como para hacer a todos "ricos".
Claro, que tardé poco en entender que los mercados de divisas no funcionan así, que existe la inflación, los bancos, el problema de dónde guardar el dinero, buuuuuf!! Y que quizás hacer rico a la gente tampoco les haría más felices. Muchas cosas que hacían demasiado imposible mi idea.
Entonces decidí no dejar de pensar ni un solo día en cambiar el mundo, si todos los días pensaba algo, estaba segura que daría con la solución. Me compré una libreta, y cada día tenía que escribir una solución. Y me prometí a mí misma que nunca cambiaría mi forma de ver el mundo.
Pero dejé pasarlo, dejé que el día a día me llevase a centrarme en mi rutina. Hasta que que llegó el día en que no volví ni a coger esa libreta que ahora es un trasto más en algún lugar de mi habitación.

El tiempo ha pasado, los problemas se multiplican conforme creces, la vida te lleva por caminos inesperados, intentas avanzar, que si un trabajo, que si responsabilidades, horas de ordenador, un máster, ... 
Entonces llega un día, de una tarde cualquiera de un mes de noviembre en el que decides poner algo de música, y casi por arte de magia suena una de esas canciones que ya creías olvidada en tu mente. Una música que, a pesar de hacer años que no escuchas, te sabes la letra al dedillo.


Y es entonces cuando vuelves a ser esa niña adolescente, te trasladas a esos días en los que llevaba en mi mochila aquella libreta y pasaba largos ratos escribiendo. Una época en la que los sueños eran los protagonistas y te preguntabas una y otra vez "Cuando sea mayor quiero ser...". Y es que a mí al menos se me dibuja una gran sonrisa al pensarlo.


Yo quería cambiar el mundo, y quería hacer tantas cosas que creo que ¡¡No cabría aquí ponerlas todas!!
No debía de haber dejado de pensar en mi solución de cambiar el mundo, ni tampoco en dejar de buscar cada día qué quiero ser de mayor.
Hoy ya me he dado cuenta que soy mayor, y quizás le haya fallado un poco a la niña soñadora que era hace años. Pero hoy es un excelente momento para volver a coger un papel y un lápiz y seguir trazando qué quiero conseguir y tachar los objetivos ya cumplidos.

No habré conseguido cambiar el mundo, pero esta misma tarde me voy a comprar mi libreta nueva, y ésta vez no pienso dejar que nada me interrumpa. Porque cuando sea "Más mayor" quiero llegar a hacer muchas cosas importantes. ¿Te apuntas a volver a cumplir tus sueños?