viernes, 8 de noviembre de 2013

El día que volví a comprar mi libreta

Cuando era una niña que pasaba a ser adolescente soñaba con cambiar el mundo, veía tan fácil que los países ricos ayudasen a los países pobres, que no me planteaba complicación alguna en resolver este problema.
De hecho ideé un plan para hacerlo:
Solo había que imprimir un montón de billetes de una nueva moneda llamada "El billete verde" (supongo que el nombre viene de los antiguos billetes de 1000 pesetas, el papel más valioso que había visto), esos billetes se repartirían en todos los países pobres, regalandoselos a todas las personas  y su valor era altísimo. Pero solo podían utilizarse dentro del país. Así, imaginaba, un padre de familia podría comprarse animales y hacer una granja, pudiendo alimentar a su familia. O un niño podría pagar el colegio y poder asistir a clase. Haríamos tantos billetes como para hacer a todos "ricos".
Claro, que tardé poco en entender que los mercados de divisas no funcionan así, que existe la inflación, los bancos, el problema de dónde guardar el dinero, buuuuuf!! Y que quizás hacer rico a la gente tampoco les haría más felices. Muchas cosas que hacían demasiado imposible mi idea.
Entonces decidí no dejar de pensar ni un solo día en cambiar el mundo, si todos los días pensaba algo, estaba segura que daría con la solución. Me compré una libreta, y cada día tenía que escribir una solución. Y me prometí a mí misma que nunca cambiaría mi forma de ver el mundo.
Pero dejé pasarlo, dejé que el día a día me llevase a centrarme en mi rutina. Hasta que que llegó el día en que no volví ni a coger esa libreta que ahora es un trasto más en algún lugar de mi habitación.

El tiempo ha pasado, los problemas se multiplican conforme creces, la vida te lleva por caminos inesperados, intentas avanzar, que si un trabajo, que si responsabilidades, horas de ordenador, un máster, ... 
Entonces llega un día, de una tarde cualquiera de un mes de noviembre en el que decides poner algo de música, y casi por arte de magia suena una de esas canciones que ya creías olvidada en tu mente. Una música que, a pesar de hacer años que no escuchas, te sabes la letra al dedillo.


Y es entonces cuando vuelves a ser esa niña adolescente, te trasladas a esos días en los que llevaba en mi mochila aquella libreta y pasaba largos ratos escribiendo. Una época en la que los sueños eran los protagonistas y te preguntabas una y otra vez "Cuando sea mayor quiero ser...". Y es que a mí al menos se me dibuja una gran sonrisa al pensarlo.


Yo quería cambiar el mundo, y quería hacer tantas cosas que creo que ¡¡No cabría aquí ponerlas todas!!
No debía de haber dejado de pensar en mi solución de cambiar el mundo, ni tampoco en dejar de buscar cada día qué quiero ser de mayor.
Hoy ya me he dado cuenta que soy mayor, y quizás le haya fallado un poco a la niña soñadora que era hace años. Pero hoy es un excelente momento para volver a coger un papel y un lápiz y seguir trazando qué quiero conseguir y tachar los objetivos ya cumplidos.

No habré conseguido cambiar el mundo, pero esta misma tarde me voy a comprar mi libreta nueva, y ésta vez no pienso dejar que nada me interrumpa. Porque cuando sea "Más mayor" quiero llegar a hacer muchas cosas importantes. ¿Te apuntas a volver a cumplir tus sueños?

1 comentario:

  1. yo conocí a esa niña soñadora que quería cambiar el mundo...nunca vi esa libreta, pero me alegra saber que, por muy diversos que hayan sido los caminos que ha ido recorriendo, esas ganas de poner el mundo del revés siguen estando…¡me apunto a cumplir mis sueños! ¡y sabes que aunque esté en la otra punta del planeta, aquí estaré para ayudarte a cumplir los tuyos!

    ResponderEliminar