viernes, 30 de agosto de 2013

Las despeNOidas

¿Cuántas veces habremos dicho adiós a alguien?
¿Cuántas personas se han cruzado en nuestro camino?

 


   Hay despedidas de muchos tipos, tan diferentes unas de otras, como diferentes son las personas que las protagonizan.
  Hay personas a las que no les gusta despedirse, otras que están horas diciendo que se marchan, otras que lloran, que se emocionan… y hasta hay personas que se fueron mucho antes de decir adiós. Nunca me ha gustado la expresión de “No es un adiós, es un hasta luego”, en realidad creo que las palabras se las lleva el viento y que no hay expresiones que valgan.




  Yo creo que las despedidas son para personas que no se quieren, porque soy de las que pienso que si quieres vuelves a ver a esa persona, o le llamas, le escribes un washap, un email, un “me gusta tu estado de facebook”... cualquier pequeño signo de comunicación hará que a pesar de la distancia no pierdas ese contacto. Vivimos en la Era de la Comunicación, ¡MÁS FÁCIL IMPOSIBLE!





  Luego están las despedidas de personas que se fueron sin llamar a tu puerta para decírtelo o que simplemente buscaron que poco a poco se dijera adiós: circunstancias amorosas, de amistades fuertes o de sentimientos encontrados.
 
  Yo creo que hay que ser valiente y actuar, si de veras no quieres estar con otra persona, ¡actúa y dí las cosas! No hagas que alguien esté esperando a que vuelvas si ya no sientes que quieres darle tu tiempo. Una despedida a tiempo es una batalla ganada para ser feliz y hacer feliz a los demás.



   Supongo que yo soy de las que no le gustan las despedidas, pero porque no las siento como tales. De hecho creo que hay que despedirse, pero no de las personas que fueron importantes en tu vida, que te ayudaron y que te hicieron felices. Esas personas que te acompañaron un trozo del camino, con las que compartiste risas, confidencias y momentos únicos, ¿de verdad querrías despedirte de ellas? Porque yo no.




 Hay que despedirse que todo lo que te resta energía, de aquello que te quita ilusión, te frena y no te deja avanzar. Esto es por ejemplo, la ropa que tienes durante años en el armario y nunca te pones, los objetos que no utilizas y ahí siguen en las estanterías del salón, aquella lámpara que ni te gusta pero ahí la tienes haciendo que decora, y un montón de cosas más que ya no sirven para nada y solo llenan sin fuste tu vida.

 
Y especialmente, hay que despedirse de cosas que no son materiales. Los odios, las envidias, las malas palabras, los insultos,… todo eso hay que ponerlo directamente en la papelera de las despedidas. ¿Para qué conservar cosas que no te ayudan a avanzar y no te permiten ser feliz?
 ¡¡ Todo lo malo fuera!!

 Hay que hacer un equipaje de vida, en el que los buenos recuerdos rebosen y con ellos todo lo aprendido y todo el amor ganado de las personas que has ido conociendo por el camino.
Solo de las que de verdad te llenaron. Las que no lo hicieron van directas a la papelera de las despedidas. Aunque siempre siempre siempre aprendes de las personas con las que te cruzas, aunque solo sea que no querrás volver a cruzarte con ellas, pero estas personas suelen ser muuuy pocas en la vida.





 Hagamos más despeNOidas de las personas que formaron parte de tu vida (logrando que sigan siendo parte de tu vida) y más despedidas de cosas que frenan tu felicidad.

 ¡Vivan las despeNOidas!

viernes, 23 de agosto de 2013

Trocitos de FACILIDAD

¿Quién no ha estado en una rotonda esperando varios minutos de más porque no sabe si los coches que vienen por su izquierda salen o continúan la rotonda?
 Con tan solo encender una lucecita (el intermitente) los coches podrían señalar hacia qué carril salen y avisar a los demás usuarios para que puedan continuar su marcha y así ¡¡no desesperarse de esperar!!





Solo con un gesto, un gesto que facilita a los demás la vida. ¡Pero como este hay millones! Y es que es cierto es que el coche es un gran ejemplo para "ser facilitador de vidas", ahí van unos cuantos:

Un día un señor que tenía mucha prisa dejó el coche en doble fila, tan solo eran cinco minutos pero por la prisa que tenía no pensó en nada más que en llegar a tiempo. Miró el reloj de la cafetería de la esquina, las 12.20 horas. No iba a tardar.






¡Solo 5 minutos! ¿Y qué pasó durante esos instantes?

Esa mañana una mamá que paseaba con su bebé en el carricoche por el lugar tenía que cruzar la calle. Pero al querer atravesar por el paso de cebra y mirar a derecha e izquierda por si venía alguien, el coche de aquel señor le tapaba visibilidad. Tras varias intentonas, desistió por no poder ver bien y caminó para cruzar más adelante por otro paso de cebra. Un pequeño esfuerzo que con el calor de un mes de julio en Murcia, y el cansancio acumulado, pues le costó más.

Al poco rato un coche tenía que esquivar al coche parado para poder pasar, con tan mala pata que era un novato de L y las maniobras le costaron más, lógico por la poca práctica. La pequeña cola de coches que formó y los insistentes pitidos de algún que otro desesperado lograron que el chico se pusiera cada vez más nervioso y el disgusto le duraría todo el día.

Y mientras, una abuelita ya entrada en años dormía su siesta de la mañana, justo en el primer piso de un edificio demasiado cercano. Los ruidos de claxon la despertaron con un sobresalto que hizo que su hija, que estaba en casa con ella, se asustase por unos instantes. 

Cuando ya llegaba aquél señor, el reloj de la cafetería marcaba las 12.28, habían pasado solo 8 minutos, ¿solo? El señor sonrío porque todo estaba tranquilo, su coche estaba en el mismo sitio en el que lo había dejado y no había ninguna nota en el parabrisas que anunciase una multa. Pensó, ¡qué suerte he tenido! ¿Suerte?
Esto es solo una historia más, pero ¡¡si fuéramos conscientes de que nuestros gestos facilitan la vida a los demás actuaríamos de otra forma!! O al contrario, nuestros gestos pueden complicar la vida de los que nos rodean.

Otra historia con final más bonito y gracioso, un sábado por la noche de agosto la entrada de La Manga estaba, como de costumbre, a rebosar de coches. En cada oportunidad de avanzar, los coches no dudaban en continuar hacia adelante… Mientras, un coche pedía paso para incorporarse desde una calle lateral. Nadie absolutamente nadie dejaba pasar a aquella mujer, hasta que alguien frenó, le hizo un gesto con la mano y el coche pudo pasar.
 Inmediatamente se paró en medio de la carretera, y entre los pitidos de los coches, se acercó al amable coche que le dejó pasar y le gritó:  “Tú sí que eres buena persona, ¡Gracias!”. Todos los que allí estaban aprendieron una gran lección, cualquiera de ellos podría haber sido aquel coche, ¿cuántas veces pides paso y tienes que esperar a que alguien te lo ceda? Las sonrisas fueron más fuertes que el bullicio de los coches y aquella mujer hizo pensar a todos.


 

Es tan simple facilitar a los demás la vida, que solo hay que ponerse en el lugar del otro, ¿estorbaré si dejo mal el coche? ¿Despertaré a alguien si hago sonar muy fuerte el claxon? ¿Pongo el intermitente en una rotonda?

Solo con pequeños gestos, una sonrisa, un “esto me gustaría que me lo hicieran a mi”, un te dejo pasar, un ¿te ayudo?.. ¡Solo eso!
 
 

          Yo voto por pequeños gestos que faciliten la vida ¡Apúntate!

FELICIDAD VS FACILIDAD: Dos palabras que se parecen mucho y hablan de lo mismo, al menos para mí.
 
Yo quiero ser FACILITADORA DE VIDAS, ¿Y tú?


 

 

   

jueves, 15 de agosto de 2013

El arte de no mirar el reloj

    Alguien dijo alguna vez que el tiempo es oro, ¡oro! aunque yo diria que es mucho más que eso.  
       El tiempo es tu vida, eres tú mismo.



     Todos hemos cogido un almanaque alguna vez para contar los dias que quedan para algo, tachamos números deseosos de que llegue la fecha exacta que esperamos. ¡Perdemos tanto tiempo contando el tiempo! O esas veces que miras el reloj una y otra vez pareciendo que asi pasarán los minutos más rápidos!


 No hay que perder la ilusión de esperar con ganas una fecha especial, pero tampoco hay que desear tanto que el tiempo corra.
Si miramos una agenda cualquiera observaremos que cualquier día elegido al azar en realidad no es cualquier dia, sera un domingo cualquiera, de un mes de febrero cualquiera, pongamos que 24, ¿también cualquiera? De un añ, mmm... ¿2002? ¡Ya no es un cualquiera!
 Habrá muchos domingos, muchos febreros y muchos 24, pero nunca habrá uno igual a otro porque ese dia fue único, solo ha habido un 24 de febrero de 2002, ¡Irrepetible! 

  Pero lo mejor de todo es que hoy es un día único, y mañana también, no existen los días cualquiera! Cada dia es especial, nunca habrá otro 15 de agosto de 2013 como hoy, nunca. Asi que yo lo veo claro: APROVECHA.




Tiempo hay mucho, pero no por ello hay que malgastarlo. Pasamos demasiado tiempo enfadados, tristes... Esta vida esta llena de dificultades y como me dijo un día una persona muy sabia, los problemas vienen solos, por ello, tenemos que luchar cada día por aprovechar nuestro tiempo.
La vida es muy bonita para dedicarle tiempo a personas que no lo merecen, o que insultan a los demás, que critican, que buscan odios.... ¡Eso sí que es perder el tiempo!

Ama, ríe, emocionate, disfruta de las personas que quieres, dedícate tiempo a ti mismo y aprovecha cada uno de los minutos que te brinda la vida, porque el tiempo, créeme, es el bien mas preciado que tenemos!!




¿De verdad vas a dejar pasar días únicos? ¡Por qué no dejamos de tachar días y nos dedicamos a disfrutarlos! Las cosas importantes se cumplen en dias únicos, ¡osea hoy mismo!, no perdamos el tiempo intentando poseerlo, solo disfrutemoslo!
 Hoy será irrepetible en el almanaque, haz que tambien lo sea en tu vida!
 Dejemos de mirar nuestro reloj y miremos hacia adelante, yo no pienso desaprovechar mis dias únicos.


Disfrutar sin mirar tanto el reloj = Aprovechar los días ÚNICOS = Ser más feliz

viernes, 9 de agosto de 2013

Sueños: consumir preferentemente antes de... ¡Deja de soñar y cumple sueños!

¿Cumplir sueños? ¿Cuándo? En un mundo en el que todo se empaqueta y en el que todo se mira con fechas limites... yo me pregunto, ¿los sueños llevan reloj? o ¿ no les hace falta?
  A veces tenemos tanta prisa por llegar que se nos olvida a donde íbamos.
  Claro que otras veces vamos tan despacio que no somos capaces de levantarnos del sofá mientras miramos un reloj que cuelga en la pared.
  Ni tanto ni tan calvo, como dicen muchas abuela, la virtud está en el equilibrio, ¿para qué cmplicar si puedes coger el camino más fácil?

 
 
 
     Todos los dias soñamos, pero hay dias que algo nos para y nos proponernos dejar de soñar y empezar a cumplir objetivos.
 
   Hace unos meses tuve uno de esos dias, y todo comenzo asi...
A las 11.00 en punto debía estar en una de esas largas calles de Madrid, con un número largo y quizás demasiado lejos de mis sueños. Pero ahí estaba yo, puntual.
El paisaje era ya conocido, aunque fuese la primera vez que alli estaba: Un portal antiguo, un conserje cansado sentado al otro lado de la mesa, gente entrando y saliendo, oficinas, moviles sonando.. en fin, lo de siempre. Me toca subir a la primera planta, letra E pasillo segundo, número 14. Fácil, aunque aún queda camino.
Lo que me temía, entro pero no hay nadie a la vista, sin pensarlo dos veces levanto la vista, y comienzo a pisar fuerte en dirección al fondo, haciendo ver que estoy tan segura de mi misma que mis tacones chocan con fuerza en el suelo de madera, el ruido es demasiado fuerte para ser quien soy yo. La función va a comenzar.
Antes de que me dé cuenta, una chica chic me espera, sus tacones son el doble que los míos, ¡me duele solo con mirarlos!




   El resto de mi tiempo allí se pasó contestando preguntas, ¡¡como si fuera una defensa en un juicio!! ¿Luchar por un puesto sin buenas condiciones?
Sé que no son buenos tiempos para los soñadores (¿O SÍ?), pero a mi no me vale la pena, yo a esto lo llamo APROVECHARSE. 
Aún así sonrió, me duelen más los pies que el orgullo y pronto ya es hora de marcharse.
Esta vez de verdad, no voy a volver a ponerme tacones para una entrevista de trabajo, yo no soy una chica de alturas, me gusta ver la vida a fuego lento, muy de cerca.

Así que vuelvo a casa,y lo primero que hago es ¡tirar a la basura estos incómodos tacones!
Cosas que siempre dije y que nunca cumplí, pero hoy es de esos días que empiezo a tachar cosas de mi listado y ¿sabéis?, hoy he creado este blog.  


Zapatos de tacón dolorosos a la basura = ser yo misma y en plano, mucho mejor.



Bienvenidos a El Amarillo de los Viernes, un lugar en el que los brotes verdes siguen creciendo.


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