Con tan solo encender una lucecita (el intermitente) los
coches podrían señalar hacia qué carril salen y avisar a los demás usuarios
para que puedan continuar su marcha y así ¡¡no desesperarse de esperar!!
Solo con un gesto, un gesto que facilita a los demás la vida. ¡Pero como
este hay millones! Y es que es cierto es que el coche es un gran ejemplo para "ser facilitador de vidas", ahí van unos cuantos:
Un día un señor que tenía mucha prisa dejó el coche en doble
fila, tan solo eran cinco minutos pero por la prisa que tenía no pensó en nada
más que en llegar a tiempo. Miró el reloj de la cafetería de la esquina, las
12.20 horas. No iba a tardar.
¡Solo 5 minutos! ¿Y qué pasó durante esos instantes?
Esa mañana una mamá que paseaba con su bebé en el carricoche por el lugar tenía que
cruzar la calle. Pero al querer atravesar por el paso de cebra y
mirar a derecha e izquierda por si venía alguien, el coche de aquel
señor le tapaba visibilidad. Tras varias intentonas, desistió por no poder ver bien
y caminó para cruzar más adelante por otro paso de cebra. Un pequeño esfuerzo que con el
calor de un mes de julio en Murcia, y el cansancio acumulado, pues le costó más.
Al poco rato un coche tenía que esquivar al coche parado para
poder pasar, con tan mala pata que era un novato de L
y las maniobras le costaron más, lógico por la poca práctica. La pequeña cola de
coches que formó y los insistentes pitidos de algún que otro desesperado lograron que el
chico se pusiera cada vez más nervioso y el disgusto le duraría todo el día.
Y mientras, una abuelita ya entrada en años dormía su siesta
de la mañana, justo en el primer piso de un edificio demasiado cercano. Los ruidos
de claxon la despertaron con un sobresalto que hizo que su hija, que estaba en casa con ella, se asustase por unos instantes.
Cuando ya llegaba aquél señor, el reloj de la cafetería
marcaba las 12.28, habían pasado solo 8 minutos, ¿solo? El señor sonrío porque
todo estaba tranquilo, su coche estaba en el mismo sitio en el que lo había dejado
y no había ninguna nota en el parabrisas que anunciase una multa. Pensó, ¡qué
suerte he tenido! ¿Suerte?
Esto es solo una historia más, pero ¡¡si fuéramos conscientes
de que nuestros gestos facilitan la vida a los demás actuaríamos de otra forma!! O al contrario, nuestros gestos pueden complicar la vida de los que nos rodean.
Otra historia con final más bonito y gracioso, un sábado por
la noche de agosto la entrada de La Manga estaba, como de costumbre, a rebosar de
coches. En cada oportunidad de avanzar, los coches no dudaban en continuar
hacia adelante… Mientras, un coche pedía paso para incorporarse desde una calle
lateral. Nadie absolutamente nadie dejaba pasar a aquella mujer, hasta que
alguien frenó, le hizo un gesto con la mano y el coche pudo pasar.
Inmediatamente se paró en medio de la carretera, y entre los pitidos de los
coches, se acercó al amable coche que le dejó pasar y le gritó: “Tú sí que eres buena persona, ¡Gracias!”. Todos
los que allí estaban aprendieron una gran lección, cualquiera de ellos podría
haber sido aquel coche, ¿cuántas veces pides paso y tienes que esperar a que
alguien te lo ceda? Las sonrisas fueron más fuertes que el bullicio de los coches
y aquella mujer hizo pensar a todos.
Es tan simple facilitar a los demás la vida, que solo hay
que ponerse en el lugar del otro, ¿estorbaré si dejo mal el coche? ¿Despertaré
a alguien si hago sonar muy fuerte el claxon? ¿Pongo el intermitente en una
rotonda?
Solo con pequeños gestos, una sonrisa, un “esto me gustaría
que me lo hicieran a mi”, un te dejo pasar, un ¿te ayudo?.. ¡Solo eso!
Yo voto por pequeños gestos que faciliten la vida ¡Apúntate!
FELICIDAD VS FACILIDAD: Dos palabras que se parecen mucho y
hablan de lo mismo, al menos para mí.
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