¿Cuántas personas se han cruzado en nuestro camino?
Hay despedidas de muchos tipos, tan diferentes unas de otras, como diferentes son las personas que las protagonizan.
Hay personas a las que no les gusta despedirse, otras que están horas diciendo que se marchan, otras que lloran, que se emocionan… y hasta hay personas que se fueron mucho antes de decir adiós. Nunca me ha gustado la expresión de “No es un adiós, es un hasta luego”, en realidad creo que las palabras se las lleva el viento y que no hay expresiones que valgan.
Yo creo que las despedidas son para personas que no se quieren, porque soy de las que pienso que si quieres vuelves a ver a esa persona, o le llamas, le escribes un washap, un email, un “me gusta tu estado de facebook”... cualquier pequeño signo de comunicación hará que a pesar de la distancia no pierdas ese contacto. Vivimos en la Era de la Comunicación, ¡MÁS FÁCIL IMPOSIBLE!
Luego están las despedidas de personas que se fueron sin llamar a tu puerta para decírtelo o que simplemente buscaron que poco a poco se dijera adiós: circunstancias amorosas, de amistades fuertes o de sentimientos encontrados.
Yo creo que hay que ser valiente y actuar, si de veras no quieres estar con otra persona, ¡actúa y dí las cosas! No hagas que alguien esté esperando a que vuelvas si ya no sientes que quieres darle tu tiempo. Una despedida a tiempo es una batalla ganada para ser feliz y hacer feliz a los demás.
Supongo que yo soy de las que no le gustan las despedidas, pero porque no las siento como tales. De hecho creo que hay que despedirse, pero no de las personas que fueron importantes en tu vida, que te ayudaron y que te hicieron felices. Esas personas que te acompañaron un trozo del camino, con las que compartiste risas, confidencias y momentos únicos, ¿de verdad querrías despedirte de ellas? Porque yo no.
Hay que despedirse que todo lo que te resta energía, de aquello que te quita ilusión, te frena y no te deja avanzar. Esto es por ejemplo, la ropa que tienes durante años en el armario y nunca te pones, los objetos que no utilizas y ahí siguen en las estanterías del salón, aquella lámpara que ni te gusta pero ahí la tienes haciendo que decora, y un montón de cosas más que ya no sirven para nada y solo llenan sin fuste tu vida.
Y especialmente, hay que despedirse de cosas que no son materiales. Los odios, las envidias, las malas palabras, los insultos,… todo eso hay que ponerlo directamente en la papelera de las despedidas. ¿Para qué conservar cosas que no te ayudan a avanzar y no te permiten ser feliz?
¡¡ Todo lo malo fuera!!
Hay que hacer un equipaje de vida, en el que los buenos recuerdos rebosen y con ellos todo lo aprendido y todo el amor ganado de las personas que has ido conociendo por el camino.
Solo de las que de verdad te llenaron. Las que no lo hicieron van directas a la papelera de las despedidas. Aunque siempre siempre siempre aprendes de las personas con las que te cruzas, aunque solo sea que no querrás volver a cruzarte con ellas, pero estas personas suelen ser muuuy pocas en la vida.
Hagamos más despeNOidas de las personas que formaron parte de tu vida (logrando que sigan siendo parte de tu vida) y más despedidas de cosas que frenan tu felicidad.
¡Vivan las despeNOidas!
Me encanta!Cuánta razón tienes princesa! :)
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