viernes, 20 de diciembre de 2013

Cuando se acaba una etapa...

Siempre que algo se acaba, sientes que una parte de ti se queda en ese estado. Supongo que cuando comienzas una etapa no te planteas qué pasará cuando todo se acabe, o peor aún, no eres capaz de ver el final. Te instalas en ese momento y por un tiempo crees que nada cambiará, que la vida se parará y todo se mantendrá en stop. ¡¡¡¡ Pues no!!!! 



De pronto un día te despiertas y es el último que irás por ese camino, atajando por calles que después de quince meses te conoces de memoria... Dejarás de cruzarte con esas personas con las que día a día durante más de un año has compartido un cachito de acera, o con aquellos compañeros que te acompañaban los últimos metros a clase... y ya nunca más entrarás en ese edificio que aunque la primera vez que lo viste pensaste lo feo que era, ahora le has cogido cariño. Ese ascensor que tanto tardaba en bajar, esa clase tan enorme en la que pasaste horas y horas, esas salas de ordenadores en las que pasaste más horas aún... las palmeras de chocolate en tardes de trabajo en grupo, los "vamos al mono a desayunar" o "al secreto", esos profesores que despertaron en ti ganas de emprender, exámenes, correr para imprimir eso que tenías que entregar, y las presentaciones de trabajos, esas temidas puestas en escena que poco a poco era como estar en casa... en fin, mientras estás en la etapa lo ves un camino eterno, pero una vez que pasa, es como un abrir y cerrar de ojos.


No me gustan las despedidas, es algo a lo que no me acostumbro, pero lo más bonito de las historias que tienen principio y fin es saber que ha merecido la pena porque has estado acompañado de personas que han hecho este tiempo más feliz. Y ésta vez así ha sido. Hay que plantearse que en cada etapa hay que darlo absolutamente todo, siendo auténtico y luchando cada día por esforzarnos en ser mejores, si cuando finaliza ese tiempo has conseguido ser mejor persona, has sacado matrícula de honor en tu propia vida.

Claro que las partes feas de la historia también existen, y te topas con momentos, con personas y con circunstancias que te hacen pasarlo mal y que te hacen replantearte un "¿Qué hago yo aquí?" pero esas piedras en el camino son lo que te tiene que hacer levantarte con fuerza en cada tropiezo, lo que de aliento y lo que te recuerde que tú puedes con todo lo que te propongas. ¿Si o qué? Claro que sí! 



Hoy se termina una etapa en mi vida, más importante de lo que nunca pensé, creo que después de esto estoy preparada para tantas cosas que es cuando te planteas ¿y ahora qué? Pues a empezar otra etapa.

En cada final, hay que coger fuerza para el siguiente principio, siendo consciente que de nuevo todo tendrá un the end. Pero no por ello dejando de disfrutar de cada instante, porque la vida te regala momentos únicos.

viernes, 29 de noviembre de 2013

¿Has llorado hoy? :)

¿Has llorado hoy? Si tú respuesta es no, ¡A qué estás esperando! 
Hace muchos años una profesora que me daba teatro me dijo que el mundo sería más feliz si las personas llorasen con toda normalidad. No hace falta llorar de tristeza, aunque ¿por qué no? Es mejor sacar lo que uno lleva dentro, llorar un rato y que todo se vaya. Porque las cosas cuando las sueltas se ven desde otra perspectiva.
Pero justamente hoy no me refiero a llorar por pena, nostalgia o por recordar algo que nos hizo daño, me refiero a llorar de emoción, por algo bonito, por felicidad. Llorar por darte cuenta de todo lo que tienes, esas personas que te aprecian, cuando te esfuerzas y consigues tus objetivos, cuando miras hacia atrás y ves que has recorrido un camino lleno de restos. ¡Qué sería de esta vida sin emociones! 

No hace falta irse a grandes acontecimientos, sino ¿por qué no emocionarnos a diario? Ese caminar por la calle y recibir un mensaje de alguien que se acuerda de ti o ver un anuncio con una música tan bonita que por unos segundos tus ojos se humedecen, un beso de la persona que más quieres, un abrazo de un amigo, unas palabras bonitas... todo tiene su punto de emoción en esta vida y sino, no merece la pena.


Si pasara un solo día sin emociones creo que deberíamos plantearnos que algo no marcha bien, que estamos dedicándole demasiado tiempo a las cosas serias y poco a que nuestro corazón se alegre.
Emocionarse es la sal de la vida, al menos a mí me lo parece, porque sin emociones el mundo se convierte en un lugar de máquinas que solo se levantan, van al trabajo, comen y duermen. Sin nada más en sus vidas que intentar que sus ojos estén secos y que nada les afecte. Cuando te emocionas entra luz a tu corazón y tus ojos se limpian de los problemas que por desgracia nos rodean a todos. Es como un chute de alegría que te recuerda que no estás solo, que la vida es mucho más bonita de lo que a veces la ves y que los finales felices existen.
Si no te emocionas no dejas a tu alma respirar, porque con cada pequeña emoción recibes chupitos de felicidad que te dan la fuerza para seguir.
Deja que tus ojos se llenen de lágrimas, ponte esa canción que tanto te gusta, date un paseo largo, habla un rato largo con alguien que aprecies, siente cada abrazo que das, sonríe con fuerza y verás como las emociones vienen solas, un placer gratis y que estoy segura que alarga la felicidad.
Con emociones, la vida se pinta más bonita :Ç)

viernes, 8 de noviembre de 2013

El día que volví a comprar mi libreta

Cuando era una niña que pasaba a ser adolescente soñaba con cambiar el mundo, veía tan fácil que los países ricos ayudasen a los países pobres, que no me planteaba complicación alguna en resolver este problema.
De hecho ideé un plan para hacerlo:
Solo había que imprimir un montón de billetes de una nueva moneda llamada "El billete verde" (supongo que el nombre viene de los antiguos billetes de 1000 pesetas, el papel más valioso que había visto), esos billetes se repartirían en todos los países pobres, regalandoselos a todas las personas  y su valor era altísimo. Pero solo podían utilizarse dentro del país. Así, imaginaba, un padre de familia podría comprarse animales y hacer una granja, pudiendo alimentar a su familia. O un niño podría pagar el colegio y poder asistir a clase. Haríamos tantos billetes como para hacer a todos "ricos".
Claro, que tardé poco en entender que los mercados de divisas no funcionan así, que existe la inflación, los bancos, el problema de dónde guardar el dinero, buuuuuf!! Y que quizás hacer rico a la gente tampoco les haría más felices. Muchas cosas que hacían demasiado imposible mi idea.
Entonces decidí no dejar de pensar ni un solo día en cambiar el mundo, si todos los días pensaba algo, estaba segura que daría con la solución. Me compré una libreta, y cada día tenía que escribir una solución. Y me prometí a mí misma que nunca cambiaría mi forma de ver el mundo.
Pero dejé pasarlo, dejé que el día a día me llevase a centrarme en mi rutina. Hasta que que llegó el día en que no volví ni a coger esa libreta que ahora es un trasto más en algún lugar de mi habitación.

El tiempo ha pasado, los problemas se multiplican conforme creces, la vida te lleva por caminos inesperados, intentas avanzar, que si un trabajo, que si responsabilidades, horas de ordenador, un máster, ... 
Entonces llega un día, de una tarde cualquiera de un mes de noviembre en el que decides poner algo de música, y casi por arte de magia suena una de esas canciones que ya creías olvidada en tu mente. Una música que, a pesar de hacer años que no escuchas, te sabes la letra al dedillo.


Y es entonces cuando vuelves a ser esa niña adolescente, te trasladas a esos días en los que llevaba en mi mochila aquella libreta y pasaba largos ratos escribiendo. Una época en la que los sueños eran los protagonistas y te preguntabas una y otra vez "Cuando sea mayor quiero ser...". Y es que a mí al menos se me dibuja una gran sonrisa al pensarlo.


Yo quería cambiar el mundo, y quería hacer tantas cosas que creo que ¡¡No cabría aquí ponerlas todas!!
No debía de haber dejado de pensar en mi solución de cambiar el mundo, ni tampoco en dejar de buscar cada día qué quiero ser de mayor.
Hoy ya me he dado cuenta que soy mayor, y quizás le haya fallado un poco a la niña soñadora que era hace años. Pero hoy es un excelente momento para volver a coger un papel y un lápiz y seguir trazando qué quiero conseguir y tachar los objetivos ya cumplidos.

No habré conseguido cambiar el mundo, pero esta misma tarde me voy a comprar mi libreta nueva, y ésta vez no pienso dejar que nada me interrumpa. Porque cuando sea "Más mayor" quiero llegar a hacer muchas cosas importantes. ¿Te apuntas a volver a cumplir tus sueños?

viernes, 25 de octubre de 2013

Tiempo para mojarse

     Ambiente húmedo, cielo gris y gente corriendo. Sin duda, adoro los días de lluvia.
Cuando era pequeña los odiaba, pero cada vez que lo decía en alto mi madre comentaba "ay, cómo me gustan estos días". Y poco a poco, he ido acercándome a este pensamiento.
Y es que creo que con la edad, llegas a apreciar realmente lo que la naturaleza te regala.
Cuando llueve, es como que el tiempo te habla, las gotas caen cerca de ti y te susurran cosas al oído. Para mí son días de pensar, de tomar tiempo para reflexionar y sacar un hueco para ver la lluvia a través del cristal.

Admirar cómo caen las gotas y disfrutar de un paisaje que parece dibujado por un gran artista. Es cierto que estos días anuncian un poco de melancolía y a veces tristeza. Pero cuando sabes admirar estos momentos, te das cuenta que el mundo te está diciendo algo. Quizás sea un "párate un poco y siéntate a estar tranquilo", a organizarte tu camino y a marcarte tus objetivos. Porque seguramente en los días de sol, no tengas esa oportunidad. Estas tan alegre que no te paras a pensar si vas por buen camino, solo quieres salir ahí fuera y comerte el mundo.
A mi me encanta caminar por la calle y ver cómo se reflejan los edificios en los charcos. Se crea una nueva ciudad a mis pies.


El otoño tiene un sabor especial creando el ambiente perfecto para disfrutar de la vida. Son momentos de pasear, de respirar aire puro, de charlar en con una taza de café caliente...


Y por qué no, de mojarte un poco. Si dejas el paraguas un rato y permites a la lluvia caer encima tuya, sientes que estás vivo, a mí me recuerda a cuando de niña saltaba por los charcos como una loca sin reparar en si me mojaba o no, solo era feliz. 
A veces, hay que vestirse de niño pequeño y salir a jugar un poco, disfrutar lo que la vida nos regala, ya sea lluvia o sol. Hay que hacerle frente con la misma fuerza. Porque sino, la vida pasa ante nosotros, y nos habremos quedado sentado refunfuñando por el mal día que hace, comentando con el vecino el tiempo tan malo que estamos teniendo...



En Sierra Leona cuando llueve es un día importante porque pueden recoger agua para el resto de la semana. Sacan todos los recipientes que tienen a la calle y dejan que se llenen.
Las madres aprovechan para lavar a los niños, los llenan de jabón y con el agua que cae los van enjuagando. Es toda una fiesta porque no tendrán que ir lejos para conseguir agua, sino que "se la regalan del cielo".
Pensemos lo mismo que mi sabia madre y disfrutemos de estos días, que son parte de nuestra vida.
      ¡A por los charcos!

viernes, 11 de octubre de 2013

Esa teoría que confirmo cada vez que salgo a la calle

     Hay una teoría que siempre ha rondado mi cabeza, y cada vez que salgo a la calle, la confirmo.
Me encanta darme cuenta de lo parecidos que somos los humanos.
   Y es que cada uno es él mismo con sus circunstancias, pero... Realmente pienso que nos parecemos más de lo que creemos. Todos los humanos hemos pasado por tener sentimientos inexplicables, cuando esperamos nerviosos una llamada, cuando sentimos felicidad plena al recibir una buena noticia, cuando nos enamoramos y somos correspondidos, la sensación de alegría cuando suena el despertador y te das cuenta que es sábado ...! 
Y un sin fin de cosas que son realmente pequeños detalles que compartimos unos con otros. Porque todos hemos tenido ganas de cantar por la calle en un momento alegre, nos hemos reído recordando algún recuerdo divertido... todos hemos sufrido, a todos se nos ha caído el mundo encima y también cada uno de nosotros en sus momentos alegres ha tenido ganas de celebrarlo con los amigos.
   ¿Nunca te has emocionado mientras escuchabas una canción? o ¿ cuando vas conduciendo cantando? Esas veces que ves una película y te acuerdas de alguien especial. O cuando echas de menos a un amigo, cuando escuchas la voz de un ser querido, cuando recuerdas aquel juguete que te acompañó largos años de infancia, esas conversaciones con tus abuelos, o cuando sientes la brisa del mar en tu cara... Cuando vas caminando por la calle y justo te encuentras con esa amiga que tantas ganas tenias de ver... el sabor de un postre que adoras, un olor que te traslada a otro lugar, ¡una foto que olvidaste que habías guardado en aquel cajón y un día la encuentras por casualidad! O esas veces que te pones a buscar algo que no encuentras y te quedas perdiendo el tiempo encontrando otras cosas antiguas que te regalan recuerdos más que felices... cuando vas a un restaurante y justo en la carta está ese plato que te encanta, o cuando tomas una cerveza bien fresquita..cuando alguien te llama para darte las gracias, cuando te dan un abrazo a tiempo, cuando acaricias a un perrito por la calle, ¡cuando alguien te dice lo guap@ que estás hoy!, cuando te saludan con entusiasmo, cuando recibes un buen consejo, cuando ríes a carcajadas con un chiste que te cuentan...

Cuando paseo por la calle veo caras de alegría, que se mezclan con otras de preocupación, gente que va con prisas, gente que va a paso de tortuga, gente que habla por teléfono, otros que escriben por whatsap, otros que van pensativos... Todos y cada uno con su propia historia, lo bonito es que todos pasamos por los mismos sentimientos, teniendo buenos y malos momentos. Somos tan iguales que lo único que nos diferencia es que somos especiales aún siendo tan parecidos.

Creo que tendríamos que aprovechar esas veces que nos cruzamos unos con otros por la calle para sonreírnos y no tener en cuenta los "malos" gestos. Si un día te encuentra con alguien que tiene cara seria, ¡Regalale una sonrisa! Quizás esté pasando por una mala racha, una mala racha que tú también has tenido alguna vez y por ello entiendes esos sentimientos.. justamente por eso: ¡AYÚDALE! ¡REGALALE TU MEJOR SONRISA! Te aseguro que vale la pena porque otro día, serás tú quien haya tenido un bache, y quizás una pequeña sonrisa te recuerde que volverás a estar feliz, como esa personita que te cruzas y te sonríe.

Y al contrario, si te cruzas con alguien que sonríe ¡REGALALE OTRA SONRISA! Estás compartiendo con ella su felicidad, como te gustaría que compartieran contigo! 


viernes, 4 de octubre de 2013

When you are lucky...

     Suerte... VAYA PALABRA!

     Ayer mientras caminaba a toda prisa de vuelta a casa, alguien pasó por mi lado charlando y oí como afirmaba que la suerte no existía, pero unos minutos más tarde yo misma la encontré.

Resulta que como cualquier pequeño detalle de esta vida nuestra, tú tienes dos caminos, darle o no darle importancia. Llegaba algo tarde a casa, y fue entonces cuando me acordé que tenía que comprar una barra de pan, tan simple pero tan imprescindible. El problema fue que ya daban y media, y es la hora que cierra la pequeña panadería de mi calle. Fue entonces cuando corrí y por unos segundos pude colarme en la tienda, justo antes de que la verja comenzase a cerrarse.

¿Están cerrados? El panadero ya me conoce, aunque no suelo comprar mucho pan, de vez en cuando paso por allí para comprar alguna cosa olvidada. Me mira y me muestra un stand a sus espaldas vacío salvo por una última barra que allí estaba sola, como esperándome.

Se me dibuja una sonrisa en la cara y me dispongo a pagar cuando me acuerdo que olvidé sacar dinero!! Pero sin saber muy bien que hacían allí, encuentro exactamente 65 centímos en mi bolsillo. Justo 65, ni más ni menos. ¡Lo que valía el pan que allí estaba!  Quizás parezca una tontería, pero hasta el panadero soltó una carcajada y ambos nos reimos ante esta vida, y es que la suerte existe, solo hay que saber verla.
La suerte es la magia que está suelta por nuestro día a día. No creo que exista el destino, ni que todo pase por algo. pero sí que estoy segura que los efectos de esta magia se hacen notar y es por ello que prefiero cambiar la frase de "todo pasa por alguna razón" por " aprende de todo lo que pase". Si pasa, será para que aprendas, la experiencia es la mejor de las ciencias. Pero el "tiene que pasar" para mí carece de sentido, porque existen miles de cosas inexplicables y no creo que pasen por alguna razón, simplemente ocurren y nosotros debemos enfrentarnos a ellas.

Claro pero si contamos con el factor suerte, la vida se ve de otra manera. Suerte es cuando tienes prisa y justo se pone el semáforo en verde, o cuando ponen en un examen justo lo que mejor te estudiaste. O cuando enchufas la radio y por suerte están poniendo la canción que tanto te gusta.
Para mi la suerte es como pequeños regalos de la vida, que por supuesto no tienes que contar con ellos. Cuando la buscas no la encuentras, cuando la necesitas quizás venga, pero solo realmente los que se lo merecen, la suerte les brinda guiños todos los días, ¡aprovéchalos!



Y no hace falta que existan acontecimientos extraordinarios. La suerte está en los pequeños detalles de la vida, que para mí son lo realmente importante.

¿Pero la suerte ocurre así sin más? Es difícil la respuesta, quizás haya una parte que sí, la magia tiene ese misterio. La otra parte estoy realmente segura que depende de nosotros. Creo que todos tenemos un pequeño don especial y somos capaces de trasmitir suerte a los de nuestro alrededor. Cuando iba al colegio, los exámenes que mejor me salían eran los que aquella mañana antes de irme de casa, mis padres me deseaban buena suerte.

O cuando alguien piensa en ti, se preocupa para que todo te vaya bien, a veces en la lejanía... creo que podemos lanzar buena suerte con pensamientos buenos y alegres. Y no hace falta nada más que tener buenas intenciones y prestar ayuda "mental" a los demás. Fácil, ¿verdad?

¡¡¡Merece la pena ver esta magia y compartirla, sino la vida es menos bonita!!!

viernes, 27 de septiembre de 2013

Haz el bien y ...¡No mires a quién!

     Hace unos años caminaba por la calle y una reportera junto con un cámara paró a una ancianita y le pidió que contara para la televisión qué le pedía al nuevo año que entraba.
Era Navidad, pronto se acercaba el fin del año y el comienzo de uno nuevo. Tiempo de proponerse objetivos... Fue entonces cuando parecía que la ancianita estaba ante su propio destino y que, cual niña que sueña, podía pedir un deseo y hacerlo realidad.


      Entonces la amable chica le puso el micro en la boca y entre gestos de "venga habla", la señora esbozó un: "Para el año que viene quiero ser más buena persona". Aún recuerdo la cara de asombro de la periodista y del cámara.
En realidad nos llamó la atención, a mí y a todos los que por allí circulábamos, porque era una propuesta demasiado diferente a las escuchadas usualmente: "El año próximo quiero perder unos kilitos" o "quiero ganar más dinero, o viajar más, o tal tal tal", pero ojalá todo el mundo se propusiera ser más bueno, como aquella abuelita que transmitía algo especial.
 
Las personas buenas no abundan o al menos están escondidas, ¿dónde se esconden? Me gusta pensar que dentro de cada uno de nosotros. Siempre he pensado que en el fondo las personas son buenas, otra cosa es que no hagan el bien o peor aún hagan cosas malas.


Pero yo veo muy sencillo ponerse en la piel del otro e intentar ver la vida desde su punto de vista, sobre todo si se lo proponen. Bueno quizás fácil, fácil no lo sea, ¿pero eso qué más da? Más vale echarle ganas a esto y esforzarse por entender a los demás, que quedarse con los brazos cruzamos y no querer comprender a nadie.

 
Si hay algo que de veras no soporto es el egoísmo, para mi las personas que solamente buscan su interés, ¿ podrían ponerse un cartel indicándolo? Suena a chiste pero creo que hay que luchar contra los que no piensan en los demás, creo que no se dan cuenta de que ¡Estamos todos vinculados! y yo creo que si buscas tu felicidad, ¿por qué no ayudar a otros a buscarla? Entre todos la vida es más bonita y si alguien te "ayuda" a ser feliz te aseguro que vas a serlo el doble!!!


 
Hace unos días escuchaba unas palabras que me encantaron,  solamente el amor a los demás es el que devuelve más amor y más felicidad. ¿Por qué no lo intentamos?
 
Mi abuela solía decir una frase con la que me levanto todas las mañanas desde que me crucé a aquella anciana pidiendo su deseo del nuevo año: "Haz el bien y no mires a quién" y realmente considero que es un verdadero motor de mi vida.


 
Que nadie te tenga que agradecer lo que haces por ellos, porque ellos te lo pueden devolver con actuaciones que te alegren y te ayuden a ser cada días más feliz. Las medallas en esto no existen, ¿para qué? Ser bueno es sencillo y no hay ganadores, solo hay personas más felices. ¡Ayuda a los de tu alrededor y recibirás mucho!


Yo quiero esforzarme y ser mejor persona, y la escuela de la vida concede unos máster geniales sobre esta materia. Aprende a ayudar a los demás y ellos te ayudarán, y sino lo hacen, pues a por otra persona que sí lo valore.



Yo al menos seguiré proponiéndome el reto día tras día de lo que Abue hacía, "hacer el bien sin mirar a quien".

viernes, 20 de septiembre de 2013

¿Te apetece quedar contigo mismo?

      Cuando el día dura más de 24 horas, llegas a casa y estas más que cansado después de una dura jornada. De esos días que no paras, que sueñas con que llegue el fin de semana porque te faltan horas... aún así es muy importante dedicarte un rato para ti. Creo que para mi es un lujo pasar un tiempo conmigo misma. Considero de vital importancia hacerte hueco para dedicarte a ti mismo durante el día.


       Aunque sea unos instantes en los que disfrutas tú solo de un buen café, o paras en un bar a tomarte una marinera o pasas unas horas leyendo en calma un libro que adoras...
Estar solo un rato alimenta el espíritu y te hace sentir que no estás solo, parece una contradicción pero no tiene porqué serlo. Si buscas dedicarte a ti un poquito, tendrás más fuerza para ayudar a los demás, sintiéndote en armonía y cogiendo fuerzas para dar lo mejor de ti con cada una de las personas con las que te rodeas.



       Y es que no se trata de estar solo, es estar contigo mismo, que para mí es bien distinto. Es valorar que también te llena conocerte a tí y dedicarte tiempo como harías con cualquier persona que apreciaras. ¿No te apetece quedar un día a comer contigo mismo? ¿O a dar un paseo? Cualquier pequeña excusa es buena, porque contigo mismo no tienes que quedar bien, ni concertar una cita por compromiso. Simplemente tienes que ser eso, TÚ MISMO. 


        A mí por ejemplo me encanta perderme por librerías y descubrir libros que jamás imaginé, y es cierto que puedo ir acompañado de alguna de las grandes personas que me rodean, pero lo encuentro especial a hacerlo sola. Leo, comparo, voy de un sitio a otro y disfruto de mi yo. 


        Es importante estar un poco solos, respirar profundo y dejar tu mente tranquila, mantenerte en equilibrio para siempre enfocar lo que quieres en esta vida y que nadie te interrumpa en tus sueños. Los demás son personas muy importantes, ¡por supuesto! Pero recuerda, ellos son acompañantes, el verdadero protagonista de tu historia solo eres tú.


        Si tienes que caerle bien a alguien, ¡que sea a ti mismo! porque tú eres el primero que va a tener que ponerle ganas a la vida todos los días, el que se va a levantar, el que va a tener ideas, el que va a ir a trabajar, el que va a querer,... tú tienes que ser el primero en creer en tí, sino lo haces tú, ¿quién lo hará? Claro que los que te aprecien también te valorarán, pero ten siempre presente que tienes que ser tu mayor inversor, cree en ti y cultivate, nadie lo puede hacer por ti.



Conócete, queda a tomar un café contigo y disfrútate.

viernes, 13 de septiembre de 2013

¡Piérdete un poco (o un mucho)"


¿Cuántas veces has descubierto un lugar nuevo?
¿Cuántas veces has caminado sin querer llegar a ninguna parte?
¿Cuántas veces te has perdido y has encontrado un sitio realmente fascinante?

 
Muchas veces para encontrarse, hay que perderse un poco o quizás "un mucho".
 
 
Yo me considero una amante de perderme por las calles de cualquier ciudad, incluso de la ciudad en la que nací. Sí, la pequeña Murcia esconde rincones tan bonitos que no pueden pasar por alto al caminante. No sé los nombres de las calles, ni quizás sabría volver a aquellos lugares que despertaron en mi curiosidad, solo sé que cuando caminas, si dejas por un momento de tener prisa, de pronto te empiezas a dar cuenta de que estás rodeado por sitios verdaderamente increíbles.
 
 
 
 
Lo bonito de la ciudad es su alma y esta se encuentra escondida para que solo unos pocos la encuentren. Lo que hay que hacer es cambiar la rutina diaria ¿por qué no pruebas a improvisar? Como dice Luis Ramiro en una canción que adoro "Si la vida es un teatro habrá que improvisar", ¡Despierta y sal de tu camino diario!
 
 
 
Es tan fácil como volver a casa por un camino diferente al que fuiste, y en vez de ir mirando el móvil ¡Abre los ojos! Aprovecha lo que hay a tu alrededor. Quizás sea un edificio demasiado diferente, o una calle originalmente estrecha, un balcón repleto de cuidadas flores o una cervecería con sabor inglés... el mundo está lleno de pequeños rincones que solo están esperando a que alguien los contemple.
¡Cuánto tiempo le habrán dedicado otras personas a cuidar cada detalle de esos pequeños rincones!, y ¿cuánto tiempo los valores tú? Yo los considero pequeños regalos que decoran tu día a día, ¡Disfrútalos!
 
 
 
 
Pero no solo te salgas del camino que te saca de tu casa, también hay que buscar nuevos "rincones" en todos los aspectos: en un proyecto para el que trabajas, con tu familia, con tu novio, ¡En toda tu vida! Ese salirte de las fronteras, de lo encuadrada que nos ponen la vida, llegando siempre a plantearnos "otros caminos" y preguntándonos sin cesar "Por qué", ¿Por qué seguir el camino ya hecho por otros? Sé tú mismo y busca tus nuevos sitios!!
 
 
Cada persona debería de señalarse su propio camino y comenzar a disfrutar del paseo: elabora tus objetivos, establece tus pautas y márcate a dónde quieres llegar. Y luego, cuenta con perderte un poco. La vida es un gran paseo que hay que aprovechar, cada camino es distinto, y en cada parada encontrarás lugares nuevos, unos te servirán y otros no, pero eso no importa, lo verdaderamente esencial es continuar caminando ¡No te pares!
 
 
 
Y sobre todo, DEJA HUELLA en el camino que escojas porque nunca nadie dejará una huella como la tuya, tu camino es ÚNICO.
 
 
 
Deja un poco el GPS y hazte tu propio mapa, allí fuera te esperan lugares inimaginables.

jueves, 5 de septiembre de 2013

Cierra los ojos y ¡PIDE UN DESEO!

 
 Todos los años es igual pero diferente. Siempre nos da cierta alegría que llegue nuestro cumpleaños, a mi por lo menos me hace trasladarme a esas celebraciones en las que mi madre preparaba una merienda con mis amigos del colegio. Y nunca faltaban monas y trozos de chocolate. Eran tiempos en los que hacía una lista de quien quería que asistiera, y tras varios borradores (no podía invitar a toda la clase) por fin lograba tener mi lista. Recuerdo esa ilusión de esperar a que llegase el día y por supuesto especialmente esperaba con ansia en momento de soplar las velas.
 
 
 
 Solía pedir un deseo sobre la marcha, porque al llegar el momento, rodeada de tantas personas, y una canción a mi gusto poco acompasada, mi mente tenía que elegir rápido un deseo que de veras creía firmemente que se cumpliría.
 
 
 
 
Supongo que no tardé mucho en darme cuenta que hay deseos de muchos tipos, unos que se cumplen por la simple circunstancia de la suerte, llamada también chiripa o "estar en ese preciso momento mientras ese instante ocurría" y otros que ni toda la suerte del mundo podría ayudar a que se hicieran realidad, supongo que aquí entra el deseo que todos buscamos en la vida "ser feliz". hay deseos casi de cosas estúpidas tales como "ojalá que quede una barra de pan integral en la panadería", hasta sueños con mayúsculas, cuando has marcado un objetivo en tu vida y de veras deseas que se cumpla. Claro que aquí no hay hadas madrinas que te tocan con su varita y esa noche se hacen realidad tus sueños más añorados...
 
 
 
Aquí hay muchos factores que influyen. Y me atrevo a decir que dentro de ese "muchos factores" solo hay uno que realmente es importante: . Esto se llama, esfuerzo, ganas de trabajar, poner ilusión, darle la vuelta al punto de vista... en definitiva ¡Poner lo mejor de ti! ¡El factor suerte no podemos dominarlo, pero el TÚ depende solamente de TI! No busques excusas fuera, solamente depende de ti que consigas tus sueños.
 
 
 
Y si no los logras, solamente TÚ puedes cambiar ese deseo, o mejorarlo, o hacer que llegues lejos, porque quizás a veces no cumplimos lo que queremos porque en realidad no es aquello lo que nos viene bien o quien sabe, a veces los objetivos que nos proponemos son demasiado ambiciosos, o al contrario, no están a nuestra altura.
 
Es por eso que no hay que obcecarse con "esto no me sale bien", "tengo un mal día", "todo me va mal"... No existen los días malos, solo son momentos que nos empeñamos en alargar,
¡No dejes que algo malo te ocupe todo un día! ¿De verdad vas a dejar que un bajón dure 24 horas? ¿Para qué? ¡TRANSFORMA ESO EN ALGO BUENO! Lucha contra las adversidades, hay cosas que no dependen de nosotros, pero la gran mayoría sí.
Haz que cada día te sientas orgulloso de ti mismo, que cada paso que des sea hacia adelante y si en algún momento caes, no tengas miedo. Tómate tu tiempo para levantarte y lo hagas con tanta fuerza que cojas impulso para dar de un salto tan grande que adelantes los pasos perdidos. 
 
 
 
 
Échale ganas a la vida, pon ilusión en tus proyectos, haz de tus días objetivos cumplidos y que no te haga falta soplar unas velas para pedir sueños.
Claro que en tu día especial tómate tu tiempo, escoge bien y cuando empiece a sonar la canción tengas preparado ese gran deseo para pedirlo. Nunca hay que perder la gran ilusión de que se cumplirá, como cuando eras un niño que esperaba ansiado el día de su cumpleaños. 

viernes, 30 de agosto de 2013

Las despeNOidas

¿Cuántas veces habremos dicho adiós a alguien?
¿Cuántas personas se han cruzado en nuestro camino?

 


   Hay despedidas de muchos tipos, tan diferentes unas de otras, como diferentes son las personas que las protagonizan.
  Hay personas a las que no les gusta despedirse, otras que están horas diciendo que se marchan, otras que lloran, que se emocionan… y hasta hay personas que se fueron mucho antes de decir adiós. Nunca me ha gustado la expresión de “No es un adiós, es un hasta luego”, en realidad creo que las palabras se las lleva el viento y que no hay expresiones que valgan.




  Yo creo que las despedidas son para personas que no se quieren, porque soy de las que pienso que si quieres vuelves a ver a esa persona, o le llamas, le escribes un washap, un email, un “me gusta tu estado de facebook”... cualquier pequeño signo de comunicación hará que a pesar de la distancia no pierdas ese contacto. Vivimos en la Era de la Comunicación, ¡MÁS FÁCIL IMPOSIBLE!





  Luego están las despedidas de personas que se fueron sin llamar a tu puerta para decírtelo o que simplemente buscaron que poco a poco se dijera adiós: circunstancias amorosas, de amistades fuertes o de sentimientos encontrados.
 
  Yo creo que hay que ser valiente y actuar, si de veras no quieres estar con otra persona, ¡actúa y dí las cosas! No hagas que alguien esté esperando a que vuelvas si ya no sientes que quieres darle tu tiempo. Una despedida a tiempo es una batalla ganada para ser feliz y hacer feliz a los demás.



   Supongo que yo soy de las que no le gustan las despedidas, pero porque no las siento como tales. De hecho creo que hay que despedirse, pero no de las personas que fueron importantes en tu vida, que te ayudaron y que te hicieron felices. Esas personas que te acompañaron un trozo del camino, con las que compartiste risas, confidencias y momentos únicos, ¿de verdad querrías despedirte de ellas? Porque yo no.




 Hay que despedirse que todo lo que te resta energía, de aquello que te quita ilusión, te frena y no te deja avanzar. Esto es por ejemplo, la ropa que tienes durante años en el armario y nunca te pones, los objetos que no utilizas y ahí siguen en las estanterías del salón, aquella lámpara que ni te gusta pero ahí la tienes haciendo que decora, y un montón de cosas más que ya no sirven para nada y solo llenan sin fuste tu vida.

 
Y especialmente, hay que despedirse de cosas que no son materiales. Los odios, las envidias, las malas palabras, los insultos,… todo eso hay que ponerlo directamente en la papelera de las despedidas. ¿Para qué conservar cosas que no te ayudan a avanzar y no te permiten ser feliz?
 ¡¡ Todo lo malo fuera!!

 Hay que hacer un equipaje de vida, en el que los buenos recuerdos rebosen y con ellos todo lo aprendido y todo el amor ganado de las personas que has ido conociendo por el camino.
Solo de las que de verdad te llenaron. Las que no lo hicieron van directas a la papelera de las despedidas. Aunque siempre siempre siempre aprendes de las personas con las que te cruzas, aunque solo sea que no querrás volver a cruzarte con ellas, pero estas personas suelen ser muuuy pocas en la vida.





 Hagamos más despeNOidas de las personas que formaron parte de tu vida (logrando que sigan siendo parte de tu vida) y más despedidas de cosas que frenan tu felicidad.

 ¡Vivan las despeNOidas!